He elegido el proyecto educativo y el Reglamento de
Régimen Interno del instituto en el que yo estudié, tanto la enseñanza
secundaria obligatoria como el bachillerato: I.E.S Claudio Prieto (ahora, por
fusión con otro centro se llama I.E.S. Guardo).
El objetivo primordial de este centro, según relatan
ellos mismos, es “dar a los
alumnos una formación que asegure el pleno desarrollo de su personalidad, el
ejercicio de una vida social útil así como la adquisición de los conocimientos
necesarios para la obtención del título académico al que aspira”. En
definitiva, una visión muy esperanzadora para que los chicos sean buenos
ciudadanos, alumnos de estudios superiores y seguros de sí mismos. Basándose en
algunos decretos y leyes, exigen respeto hacia todos los que forman parte de la
comunidad educativa (al parecer, según la explicación del centro, se puede
presuponer que el respeto no es necesario fuera del aula). Para ello, es
obligatoria una convivencia cordial (no cooperativa, ni participativa, solo
cordial) regida por unas normas acorde a legislación vigente, concretamente al
Decreto 51/2007, de 17 de Mayo, por la Junta de Castilla y León, en el cuál se
regulan los derechos y deberes de los alumnos, el compromiso por parte de las familias
en el proceso educativo y se establecen las normas de convivencia y disciplina.
Desde el punto
de vista académico, parece un centro
ejemplar, puesto que ofrece varios proyectos pedagógicos durante la E.S.O,
además del currículo ordinario (proyecto bilingüe, proyecto British Council,
diversificación curricular y programa de mejora del aprendizaje y el
rendimiento). En el Bachillerato, se ofertan dos modalidades diferentes: por
una parte, Ciencias y Tecnologías y, por otra, Humanidades y Ciencias Sociales.
En cuanto a la enseñanza de formación profesional, consta de ciclos formativos
de grado medio de diferentes modalidades y ciclos formativos de grado superior,
como también imparte formación profesional básica. Quizá, lo más relevante es
que cuenta con varios programas para evitar o remediar el fracaso escolar, como
son: la preparación a la prueba de acceso al grado superior, el programa MARE
para 1º y 2º de E.S.O y el programa para
el éxito educativo, en 4º de la educación secundaria obligatoria.
Según el
R.R.I, la convivencia se fundamentará en cuatro principios fundamentales: el
trabajo, el cumplimiento estricto de la norma vigente, el respeto y la
tolerancia. Paradójicamente, se afirma que con el fin de conseguir inculcar
estos principios se fomentará en el alumno el ejercicio de la libertada, en la
medida y grado necesario para desarrollar su sentido de la responsabilidad. Sin
embargo, desde mi punto de vista no puedes aceptar mucha libertad si uno de tus
pilares fundamentales es el cumplimiento estricto de la norma vigente, sin que
exista la posibilidad de debatir o cuestionar determinadas normas. En cuanto a
los derechos del personal docente, se establece su derecho a la integridad
personal y se le otorga una cierta libertad de decisión, siempre y cuando sea
en beneficio del alumno y de su proceso de aprendizaje. No obstante, otro de
los derechos del profesor es exigir puntualidad y asistencia a los alumnos, así
como la justificación de las faltas al aula, algo que, desde mi punto de vista,
coarta bastante la libertad y responsabilidad de la que se hablaba antes. De
acuerdo con el propio centro, este cumplimiento de las normas no es un límite
en la libertad del individuo sino que es una garantía de que los demás pueden
ejercer su propia libertad para el mejor funcionamiento del centro. Quizá la
mejor lanza a favor del docente es que también es su obligación la puntualidad
y la asistencia al aula. También se establecen protocolos de actuación en caso
de conductas inapropiadas en el centro.
Bajo mi
perspectiva y en líneas generales, este centro no plantea un reglamento de
régimen interno muy alentador, ya que muchas veces parece contrariarse. Además,
confiere mucha importancia a corregir las conductas negativas que a fomentar
los actos positivos. Considero que tiene un cierto talante punitivo, quizá
necesario en edades tempranas pero no en un centro que imparte bachillerato e
incluso formación profesional.
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