lunes, 25 de febrero de 2013

Narciso, Sísifo, Tántalo y Prometeo.

Mi polo opuesto: un tal Narciso, ahogado en el agua de mis propias lágrimas por admirar su propia fascinación. La imagen inerte sobre papel fotográfico no favorece esta concepción  No recordaba porque no lo hacia a menudo  pero, como todo en esta vida, tiene una intencionada explicación olvidada. Con solo una mirada objetiva permito que grandes fantasmas del pasado vengan a recordarme lo que fui y ya no soy, pero que una pequeña parte de mí desearía volver a ser.¿Agarrar el camino fácil de nuevo?No, no es una opción.
      Narciso no supo apreciar la diferencia entre mirar y reflejar, pero ambos términos tienen su campo de actuación. En principio, el agua refleja y el espejo mira. Sin embargo, las imágenes capturadas por un objetivo también reflejan la realidad como es, mientras que el agua difumina los contornos, para bien y para mal. Por tanto, ¿de que depende la belleza?¿del medio físico o de los ojos de quien observa?Si cada cual viese lo que queremos ver, hemos de suponer que nadie vería sus defectos, no obstante, parece suceder todo lo contrario. Es frecuente situarse frente al espejo y analizar cada poro de tu piel como una imperfección más de tu maltratado cuerpo. Narciso superó ese estado y advirtió que en la vida nadie te quiere mas que tú, por tanto enamorate de ti mismo para que otros se enamoren del reflejo de tu agua.
       Las obsesiones de uno mismo se convierten en las obsesiones del prójimo ya que es inevitable desear lo que no se tiene y envidiar lo que se anhela. Quizás este sea el peor castigo que haya sufrido la humanidad. La desgracia de Tántalo, la pesadumbre de Prometeo y la desesperación de Sísifo son la mas bella muestra de dicha teoría  Desear comer lo que no podemos, maldecir la llegada del alba cuando es de noche y odiar incluso la frustración de no poder hacer nada son, en el fondo, anhelar lo que no se tiene,se ha perdido o nunca se tuvo. Tras varios siglos de presunta evolución  mantenemos el mismo problema cada día  cada segundo y cada delicada décima de nuestra existencia. Seguimos pretendiendo ser lo que no somos, buscar en cada individuo de la calle lo que no tenemos y envidiamos, y esperar que alguien nos quiera por lo que somos, mucho mas de lo que lo hacemos nosotros mismos. No hemos de cometer el error de reflejar en el espejo y mirar en el agua, sino que hemos de mirar en el alma y reflejar en la mirada.



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