Todo finaliaza en esta vida, es efímero el respirar, apenas dura unas milésimas de segundo, inapreciables para nadie. La vida de un árbol, por larga que parezca, también acaba, aunque sigue siendo inapreciable. Este sauce mio, de nuevo, ha desfallecido por el cansancio de los años, y con él, todo lo que nace alrededor. Deja en ese lugar una parte de sí, que cada dia se va arraigando más a ese terreno, va echando raices debido a la fertilidad de la tierra. La fertilidad no es fácil de conseguir, se alcanza con las condiciones adecuadas, en este caso, una pizca de cariño y un montón de comprensión. Del mismo modo que la flora necesita: aire, lluvia, trabajo y esfuerzo, para poder crecer en un futuro; yo, necesito el aire de cada una de las respiraciones de mi gente, la lluvia de sus lágrimas resultado de la alegría al verme, el trabajo conjunto que día a día realizan, y el esfuerzo que cada día me demuestran. Al final de la etapa de descanso y sequedad, el árbol volverá a crecer ,con más fuerza incluso; verá las mismas cosas, pero con más entusiasmo; de él, naceran grandes ramas, que seran el pilar de muchos pájaros; hermosas flores, objetivo de importantes insectos....Y cada uno de esos logros, se los debera, a esas condiciones de fertilidad que hiceron posible todos estos resultados.
Sin duda, todos somos resultado de todas esos estados externos que han condicionado nuestra vida.Y yo, puedo dar por concluido mi periodo de actividad fotosintética, y comenzar mi etapa de descanso, con una gran satisfacción, porque gracias a esas personas que hacen posible esas cuatro condiciones, mi regreso traerá esos estupendos resultados: fuerza, entusiasmo,seguridad y objetividad. Es evidente, que añoraré mi estancia pseudoactiva en aquel lugar, pero hará más intensa la vuelta.